Una vez inicié a volar sin un plan y cuando menos pensaba, ya sin rumbo volaba.
Volaba y volaba, pues sin donde aterrizar andaba. Nunca me detuve, no hasta que
sin darme cuenta en el suelo estaba. Volé tan alto, tan fuerte, tan lejos; hasta caer
en medio de la nada. No me arrepiento de haber volado y fallado.
No me arrepiento de aquel vuelo que me dejo en medio, en medio de una tormenta
que, como todas, terminó con el sol saliendo. Hoy vuelvo a emprender vuelo, pero esta
vez no voy sola, pues contigo ahora, no parar de volar planeo.
Jacqueline Zubía